Por Esther Paredes
Faltaba completar un trabajo anterior que publicamos (“Ophelia y Elizabeth Siddal – Dos tragedias” *) con esta otra faceta relativa a la simbología en el cuadro de Millais. Espero que entre las dos aportaciones ganemos una buena perspectiva acerca de uno de los cuadros más emblemáticos del Prerrafaelismo.
Propongo la lectura de este interesante párrafo a cargo de Carlos A. Cuéllar, doctor en Historia del Arte, en su libro “El Prerrafaelismo y su influencia en la creación contemporánea” (Institutió Alfons el Magnànim, Valencia, 2006) :
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La obra fue acabada en el invierno de 1852, en su casa londinense. Allí posó como modelo Elizabeth Siddal (siendo éste su retrato más fiel, en palabras de William Michael Rossetti) en el interior de una bañera llena de agua, en un afán de realismo pictórico que provocó en la desafortunada una pulmonía que casi lleva a Millais ante los tribunales... Está anécdota real es un exponente de la importancia que los prerrafaelistas dieron al concepto de fidelidad dentro de su arte, y la Ophelia de Millais es fiel hasta el detalle a Shakespeare y a la propia naturaleza. Por un lado, el naturalismo retratístico que caracteriza a Millais y sus compañeros pudo estar vinculado, como afirma Stephanie Grilli, con el interés victoriano por la Frenología, “ciencia” que pretendía entender la naturaleza humana a partir del estudio de la fisonomía, de este modo los pintores de la primera generación prerrafaelista optaron por una aproximación analítica frente a la idealización estereotipada propia del clasicismo y el romanticismo. Por otra parte, todos los elementos representados en el cuadro, desde el petirrojo posado sobre las ramas hasta la variada flora presente en el paisaje, fueron extraídos conceptualmente de la obra teatral en la que se inspiró, y formalmente de la copia minuciosa del natural. En efecto, todos los elementos accesorios son citados en algún momento de la famosa tragedia, y contribuyen por un lado a configurar el contexto espacio-temporal del suceso narrado y, por otro, a reforzar su sentido trágico mediante el valor simbólico de los mismos.
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La dormidera (ausente en el texto de Shakespeare) es la única aportación original que Millais decide añadir por su valor simbólico referente a la muerte. En este sentido el pintor respeta el simbolismo literario y lo materializa visualmente al desarrollar todo un catálogo de simbolismo botánico en el que la flora completa el sentido y profundiza el contenido de la figura agonizante: el sauce (amor abandonado), la violeta (la lealtad de Ofelia), el narciso y las rosas (la falsa esperanza), los nomeolvides (cuyo mero nombre hace innecesaria cualquier explicación)... cada una de las plantas se configura como atributo simbólico de una enamorada que sufre y muere habiendo perdido la razón ante un dolor insoportable. Pero a un simbolismo más o menos popular y accesible, añade Millais un simbolismo oculto con la representación críptica de una calavera entre el follaje. Si seguimos la interpretación de Russell Ash, el contraste entre el arbusto del fondo y las zonas sombreadas delimita una figura que recuerda, por asociación formal, un cráneo desnudo que representa indirectamente el motivo omnipresente en el drama shakesperiano (la Muerte), señalando su amenaza ante el inminente deceso de Ofelia y prefigurando el famoso monólogo de Hamlet sosteniendo el cráneo de Yorik. De ser acertada la interpretación de Ash, Millais estaría empleando el recurso manierista del mensaje cifrado, presente en obras como Jean de Dinteville y Georges de Selve (cuadro conocido popularmente como Los embajadores), pintado en el siglo XVI por Hans Holbein el Joven, donde el cráneo es disimulado mediante el uso de la anamorfosis.
Con ello, el cuadro de Millais estaría sirviendo de puente entre el esoterismo propio del Manierismo y el del Simbolismo francés. Pero si el contenido intrínseco y parcialmente oculto de la obra pudo resultar inaccesible para un sector importante de la sociedad británica, el preciosismo cromático del lienzo no pasó inadvertido para nadie. Su generosa superficie de 76,2 x 111,8 cm conformó el privilegiado soporte de la capacidad técnica y estética de Millais, que supo concebir en esta obra como ningún otro en su época “...la contemplación de la muerte como recreo y goce” (Pedraza, Pilar “Máquinas de amar. Secretos del cuerpo artificial”, Madrid, Valdemar, 1998, p. 261), entiéndase recreo y goce del espectador, claro, no del personaje. En este sentido, el cuadro activa una conexión empática de carácter casi sadomasoquista, en cuanto que la hermosa fragilidad de Ofelia estimula el deseo de protección por parte de los espectadores, pero la belleza del paraje agreste en el que se desarrolla la acción, y la gracia del propio personaje, invitan a los mismos espectadores a que se abandonen a la más pura contemplación fruitiva. La pálida tez coronada por un cabello rubio cobrizo, sus ojos claros y que sus suaves rasgos dotan de una delicada y melancólica vulnerabilidad al personaje que parece esperar con los brazos abiertos la llegada de una muerte que la libere del sufrimiento, y en este sentido prefigura simbólicamente el futuro aciago de la propia Elizabeth Siddal, muerta por sobredosis del láudano en 1862 ¿Accidente o suicidio? En todo caso muerte liberadora tras un parto infeliz y la angustia provocada por el ataque de celos ante las continuas aventuras extramatrimoniales de Rossetti y, quizás también, por la necesidad de aliviar los dolorosos síntomas de una enfermedad venérea contagiada por su infiel esposo.>>
Tras este esbozo introductorio he procedido a traducir las opiniones relativas al simbolismo en esta obra de arte que ha elaborado el personal especializado de la Tate Gallery, que es el museo en el que está expuesto el cuadro. Me he permitido hacer una traducción libre por varias razones: para resumir, para concretar y para ampliar. Partiendo pues del texto procedente de esos especialistas (que figurará siempre en cursiva) incorporaré otras opiniones y aportaciones:
“Muchas de las flores en Ophelia están presentes porque son mencionadas en la obra o por su valor simbólico. Millais observó esa vegetación creciendo en la orilla del río en Ewell. Como quiera que pintó ese follaje a lo largo de cinco meses las diferentes especies estacionales fueron apareciendo ante sus ojos. Las siguientes flores y plantas se mencionan en el Acto IV, Escena VII (todas estas imágenes están sujetas al copyright de la Tate, Londres 2003)”
“Geranium sylvaticum - Usos y tradiciones: Es la flor del condado de Sheffield en el Reino Unido. Las flores de G. sylvaticum producen un tinte de un color azul-gris que se utilizaba en la antigua Europa para la coloración de los mantos de guerra, en la creencia de que ofrecían protección en el campo de batalla. Por esta razón, G. sylvaticum se llamaba la gracia de Odín.”
“Sauce Llorón: El sauce llorón que se observa colgando encima de Ophelia simboliza amores abandonados.”
Jean Chevalier y Alain Gheerbrant “Diccionario de los Símbolos” ed. Herder: “En Occidente se relaciona a veces el sauce llorón con la muerte. La morfología del árbol evoca sentimientos de tristeza. Hermas considera, por su parte, la bien conocida vivacidad del árbol y descubre en él un símbolo de la ley divina: la supervivencia de las ramas cortadas y plantadas en la tierra mientras que el árbol permanece indiviso, es función de la observación de esta ley. Pues si estas ramas se plantan en la tierra y reciben un poco de humedad, muchas de entre ellas volverán a la vida. Además, san Bernardo relaciona el sauce <
“Ortiga : La Ortiga que vemos crecer libremente por la orilla del río representa el dolor.”
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“¿Asteraceae o Compositae? Flor silvestre pelitre: flotando cerca de la mano derecha encontramos esta flor que simboliza la inocencia. Ophelia la menciona en el Acto 4, escena 5.”
“La arroyuella (Lythrum salicaria): en la esquina derecha sobre la mano se pueden apreciar estas flores, muy cerca del marco. Representan la orquídea púrpura que se menciona en la obra de Shakespeare.”
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Rosas de color rosado: las vemos flotando alrededor de su mejilla izquierda y de su vestido y las rosas blancas silvestres en la orilla superior hacen referencia al acto IV, escena V, cuando Laertes llama a su hermana “Rosa de Mayo”. Simbólicamente está definiéndola como amorosa, juvenil y hermosa.”
La corona silvestre en forma de gargantilla simboliza el ahogo, la muerte y el rechazo.
Reina:
“There is a willow grows askant the brook,
Of crowflowers, nettles, daisies, and long purples.
“Inclinado a orillas de un arroyo, elévase un sauce,
Jean Chevalier y Alain Gheerbrant “Diccionario de los Símbolos” ed. Herder: “Notable por su belleza, su forma y su perfume, la rosa es la flor simbólica más empleada en Occidente. Corresponde en conjunto a lo que es el loto en Asia, estando la una y la otra muy próximas al símbolo de la rueda. El aspecto más general de este simbolismo floral es el de la manifestación, salida de las aguas primordiales, por encima de las cuales se eleva y se abre.
Juan Eduardo Cirlot “Diccionario de símbolos” Ediciones Siruela: “La rosa única es, esencialmente, un símbolo de finalidad, de logro absoluto y de perfección. Por esto puede tener todas las identificaciones, que coinciden con dicho significado, como centro místico, corazón, jardín de Eros, paraíso de Dante, mujer amada y emblema de Venus, etc.”
“Violetas: La guirnalda de violetas alrededor del cuello de Ophelia hace referencia al Acto IV, escena V: “Bien quisiera ofreceros algunas violetas; pero se marchitaron todas cuando murió mi padre. Dicen que tuvo un buen fin.” Las violetas son símbolo de lealtad y también simbolizan la castidad y la muerte temprana.”
Jean Chevalier y Alain Gheerbrant “Diccionario de los Símbolos” ed. Herder: “Color de la templanza, hecho de una igual proporción de rojo y de azul, de lucidez y de acción reflexiva, de equilibrio entre la tierra y el cielo, los sentidos y la mente, la pasión y la inteligencia, el amor y la sabiduría. El arcano XIV de Tarot, llamado La Templanza, representa a un ángel que tiene en las manos dos vasos, uno azul y otro rojo, entre los cuales se intercambia un fluido incoloro, el agua vital. El violeta, invisible en esta representación, es el resultado de este intercambio perpetuo entre el rojo ctónico de la fuerza impulsiva y el azul celeste. Éste es, en el cristianismo, el color del traje del obispo, pastor responsable del rebaño de los creyentes.”
“Las siguientes flores han sido añadidas a la escena por Millais:”
“Filipendula: a la izquierda de las arroyuellas encontramos las filipendulas. Podrían significar la inutilidad de su muerte.”
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“Nomeolvides: en la orilla, debajo de las arroyuellas y en primer plano encontramos estas flores cuyo nombre lo dice todo.”
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“Pensamientos: encontramos los Pensamientos flotando sobre su vestido, aludiendo al acto IV, escena V donde encontramos a Ophelia recogiendo flores. Representan precisamente “los pensamientos” al igual que pueden simbolizar lo inútil.”
Jean Chevalier y Alain Gheerbrant “Diccionario de los Símbolos” ed. Herder: “El simbolismo de esta flor viene esencialmente del numero de sus pétalos: tiene cinco y esta cifra es precisamente uno de los símbolos del hombre. El pensamiento designa al hombre por lo que le es propio: pensar; por eso designa la meditación y la reflexión.”
Juan Eduardo Cirlot “Diccionario de símbolos” Ediciones Siruela: “Esta flor recibe el nombre de
“La gota de sangre (Adonis annua): viene a simbolizar el dolor de Ophelia. La encontramos flotando cerca de los Pensamientos.”
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“Ramo variado: flotando entre el vestido y la orilla, cerca de sus pies en la esquina derecha.”
Juan Eduardo Cirlot “Diccionario de símbolos” Ediciones Siruela: “Distintas flores suelen poseer significados diferentes, pero, en el simbolismo general de la flor, como en muchos otros casos, hallamos ya dos estructuras esencialmente diversas: la flor en su esencia; la flor en su forma. Por su naturaleza, es símbolo de la fugacidad de las cosas, de la primavera y de la belleza."
“Amapola: la vivaz Amapola roja con sus semillas negras simbolizan el sueño y la muerte.”
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“Narcisos: en un principio Millais incluía algún Narciso. Cuando el cuadro fue adquirido por el Covent Garden de Londres se entendió que precisa de una mayor presencia del amarillo. Su amigo y poeta Tennyson sugirió que no le parecía muy apropiado porque simbolizaba la falsa esperanza. Serán pues Primulaceae,(familia de las primuláceas)? En la obra teatral hay una alusión a éstas últimas en el acto I, escena 3, cuando Ophelia se dirige a su hermano.”
Jean Chevalier y Alain Gheerbrant “Diccionario de los Símbolos” ed. Herder: “La etimología (narke) de donde viene “narcosis”, ayuda a comprender la relación entre esta flor y los cultos infernales, con las ceremonias de iniciación, según el culto de Deméter en Eleusis. Se plantan narcisos sobre las tumbas. Simbolizan el entumecimiento de la muerte, pero de una muerte que tal vez sólo es un sueño.
Otros símbolos:
“Calavera : existen personas que sugieren la presencia de una calavera en el cuadro. Se la puede situar sobre los Nomeolvides en la parte derecha del cuadro. Se aprecia una nariz y dos huecos correspondientes a los ojos. Se aprecia gracias a un juego de luces y sombras en el follaje. La calavera es una alusión directa a la muerte.”
Juan Eduardo Cirlot “Diccionario de símbolos” Ediciones Siruela: “En un sentido general, es el emblema de la caducidad de la existencia, cual aparece en los ejemplos literarios del Hamlet y del Fausto. Sin embargo, como la concha del caracol, es en realidad <
“Petirrojo: este pajarillo se puede observar en las ramas del sauce. Podría ser una alusión a la frase que canta Ophelia en el acto IV, escena V: “Porque mi buen Robin/ es toda mi alegría”. Puede hacer referencia a Robin Hood pero las aves también simbolizan el espíritu que se elevaría hacia las alturas mientras ella flota en el río.”
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